Diciembre nos saludó con una noticia legislativa de suma importancia. La asamblea legislativa del DF dio carácter jurídico al matrimonio entre personas del mismo género con lo que se abre la adopción en este tipo de uniones.
Los comentarios han fluido desde entonces. Hay grupos religiosos que han hecho ver su oposición a estas modificaciones legales, con diversos argumentos según sus marcos de fundamentación filosófica y teológica.
A estos pronunciamientos han surgido los de los grupos a favor de la medida.
Me preocupa, y mucho, que en artículos, cartas, columnas es posible descubrir algo así como dos “bandos”, cada uno autoerigido en criterio de verdad y por lo tanto definitivamente convencido de lo innecesario de la divergencia de opiniones: “o piensas como yo o quedarás reducido al mundo de la sin razón, de la barbarie, de la antidemocracia”.
Una sociedad democrática no puede permitir la supresión de la opinión del otro, por diversa y contradictoria que sea de la propia. Y eso no significa liquidez, sino verdadera adultez en el pensamiento: siendo coherente con mi punto de vista soy capaz de abrirme para intentar ver desde donde el otro construye una visión del mundo que, me guste o no, coexiste con la mía.
Si alguien considera que debe mantener una postura ante los matrimonios del mismo género, que la argumente, que eduque en ella, pero que resista, por lo que más quiera, la intolerancia, la imposición, sea en el nombre de Dios o de cualquier otra idea.
Como educador me preocupa mucho que los jóvenes se formen en una criticidad sólida y una tolerancia madura en este mundo complejo en el que temas como el matrimonio homosexual, la adopción por parte de parejas homosexuales, la legalidad del aborto son realmente presentes y ante los cuales la descalificación dogmática no aporta nada en la construcción democrática de opciones de vida digna para nuestros contemporáneos.
Hacia estos afanes hay que encaminar nuestra apuesta en la formación ética. Por eso no dejemos de hablar del peligro de la intolerancia, sin importar sus orígenes de derechas o de izquierdas…